domingo, 14 de diciembre de 2008

Escenas dentro de un autobús italiano. Una vieja gloria del boxeo.

Hora punta en la línea de autobús 32 con destino a Grassina. Un hombre mayor, robusto, con aire de galán de otros tiempos, como de película de Fellini, esta sentado frente a una mujer madura y sonriente. Ambos conversan, él le cuenta una historia y la hace reír. Mientras tanto, la gente intenta subir en un autobús cada vez más lleno y encontrar un espacio.
El hombre mayor empieza a entonar una vieja canción de amor italiana. Ella sonríe, le da las gracias y baja en la siguiente parada. Obviamente, no viajan juntos. El viejo no se amilana y, a pesar de los empujones de los pasajeros y los frenazos del conductor, sigue cantando con su gastada pero afinada voz de tenor. Esa balada, con seguridad, le trae recuerdos de otras épocas, de cuando él era joven y era amado. Algunos le escuchan, otros esbozan una risita de condescendencia, un hombre de mediana edad y de apariencia obrera, como sacado de una película de Passolini, ocupa el lugar que la mujer ha dejado.

El recién llegado observa y escucha; le mira de reojo con cierta desconfianza, hasta que el abuelo termina de cantar. Entonces, se establece un hilo invisible de energía y se rompe el hielo entre ambos dando inicio a una conversación conmovedora. Sin saber por qué, los dos están a punto de compartir sus historias dentro de un autobús bamboleante. El hombre mayor le confiesa al obrero passoliniano que él, alguna vez, también fue joven y fuerte; que disfrutó de la vida y del amor, que fue un entusiasta deportista y, para demostrárselo, saca de su ajada cartera una vieja fotografía en blanco y negro donde se le ve con cuerpo musculoso, como de “Charles Atlas”. Pero los años lo han obligado a usar bastón, moverse con dificultad y, de alguna manera, estar solo. Entonces, el joven obrero, le confiesa que él, en cambio, aunque posee la juventud y ama el deporte padece una discapacidad que le impide hacerlo. Ambos filosofan sobre las contradicciones de la vida, lamentan sus particulares circunstancias y comparten, dentro de un autobús lleno de pasajeros cansados y frustrados, lo que tienen en común, a pesar de sus obvias diferencias.

El filosófico diálogo continúa unas calles más, hasta que nuestra “vieja gloria del boxeo” llega a su destino. Con dificultad se levanta, se despide cortésmente de su nuevo amigo y baja del autobús de la línea 32 con destino a Grassina. Mientras, el joven personaje de Passolini lo sigue con la mirada, atento a los pasos del viejo y despidiéndose con una sonrisa fraternal, como de alguien que sabe con certeza que él también será, algún día, ese hombre mayor que canta canciones de amor a quien quiera oírlas.

Imágenes de Italia

La Catedral de Florencia, la Torre del Giotto y el cielo florentino.

El río Arno y la torre de San Nicolás.

Floren y Laura con la Firenze de escenario, desde la Piazzale Michelangelo.

sábado, 13 de diciembre de 2008

El origen de las cosas

Palabras más, palabras menos, decía Octavio Paz que las calles y, por tanto, las ciudades deben caminarse como se lee un libro o se recorre un cuerpo.

En el caso de la región de la Toscana, esto resulta particularmente cierto: es imprescindible venir preparado, haber hecho la tarea –por decirlo de algún modo- porque aquí las palabras, los conceptos y los colores recuperan su sentido original. Me explico: ¿cuántas veces hemos oído o utilizado las frases de “infierno dantesco” o “personaje maquiavélico” sin siquiera detenernos a pensar de dónde vienen o cómo fueron creadas? ¿Cómo es el color siena y por qué se llama así?


En Florencia y sus alrededores nacieron, crecieron, se desarrollaron y murieron los hombres y las mujeres (aunque menos conocidas) más importantes del Renacimiento. Dentro de los “palazzos” de toscas piedras se hurgaron las conspiraciones más sutiles y más crueles; por cierto, uno de estos imponentes edificios, el Strozzi, esta dedicado a temas de mujeres en el poder y, en estos momentos, ofrece una exposición sobre Catalina y María de Medici, ambas reinas de Francia y mujeres cultas y poderosas.
Florencia es una ciudad que ha servido de inspiración a muchos artistas.
A Stendhal, por ejemplo, le provocó incluso un síndrome derivado de contemplar tanto esplendor. En 1817, cuando el escritor francés visitó la capital toscana, le sobrecogió la cantidad y calidad de obras arquitectónicas, escultóricas y artísticas que embargaban la ciudad. Estando dentro del templo de la Santa Croce experimentó tal sensación de vértigo y angustia, de palpitaciones y desmayos, que un médico le diagnosticó “sobredosis de belleza”.
Dicen que Dante Alighieri se inspiró en los mosaicos de inspiración bizantina dedicados al infierno que podemos contemplar en la cúpula del Baptisterio florentino, para escribir su Divina Comedia. Dante vivió en un barrio muy cercano, se casó con su vecina de al lado y en la iglesia de la esquina. No se movió mucho el gran Dante y sus pisadas todavía se perciben cuando cruzamos la magnífica Piazza de la Signoria. Casi dos siglos después, por esas viejas lozas y frente a los imponentes edificios del poder también se inspiró Maquiavelo para describir a El Príncipe que no era otro que el de Florencia (Lorenzo II de Medici).


Y los enigmáticos paisajes de Leonardo sólo pueden comprenderse al detenernos por la ruta Chiantigiana y observar como la bruma se levanta lentamente y va descubriendo una serie de suaves colinas que muestran, en lo alto, una villa, un pequeño palazzo o un paraje cuajado de cipreses.
Así lo comprobamos durante nuestro viaje a Siena. ¿Siena tostado o natural? Los colores ocres, amarillos y rojizos de esta ciudad, la rival más importante de Florencia, nos revelan las razones para llamar así a este color. Destacan, sobre todo, su singular plaza y el Duomo, una de las iglesias más inolvidables de Italia.
Aquí les compartimos unas fotos y, muy pronto, nuestros paseos por la Toscana y Venecia.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Ojo con los italianos


“Los italianos son más vivos que el hambre”, decía Enrique Pinti, humorista argentino, quien señalaba que eran capaces de venderte cualquier cosa, desde lo más sublime hasta lo más vulgar, aduciendo siempre el valor histórico, artístico o estético de las cosas. La costra de suciedad que cubre algunos muros de las iglesias renacentistas se convierte en “la pátina del tiempo” para los italianos; en los puestos del mercado, con la mejor de sus sonrisas, te venden una sencilla salsa de pesto como una obra desconocida de Leonardo (y así te la cobran); la mitad de los templos e iglesias toscanas se encuentra en plena rehabilitación, pero el precio de entrada es el mismo que si se encontrara en la etapa más resplandeciente de su vida.

Un ejemplo elocuente: la Galería D´Uffizi, referente indiscutible del arte renacentista, nos recibe, en tiempos otoñales, con una más que apreciable disminución de su acervo cedido a otros museos o en proceso de restauración. Además de esta merma inesperada, nos encontramos con un museo al que quizás se llegue con altas expectativas de conocer obra muy importante de los grandes genios del renacimiento cuando en realidad lo que vamos a encontrar es un solo cuadro de Miguel Ángel, otro de Da Vinci y algunos menores de Rafael Sanzio. Eso con la excepción de Botticelli de quien hay una más que apreciable representación (“El nacimiento de Venus” y “La Primavera”) y, por supuesto, la magnifica colección de obra del Giotto, actor fundamental de la transición renacentista. Sería bueno que alguien alertara de lo anterior para que mucha gente no se pudiera sentir frustrada o incluso engañada en su primer encuentro con los Uffizi.
Una visita obligada, aunque cara, es la Academia donde se localiza el magnífico David de Miguel Ángel y sus cuatro “esclavos”, figuras inacabadas de indudable valor artístico. El David es otra cosa: puedes sentarte horas contemplándolo desde todos los ángulos posibles. Dentro de la sala hay una animación en 3D de la escultura que puede ser manipulada a través de una computadora y que nos permite “viajar” por el enorme cuerpo de 5 metros de altura y realizado en un solo bloque de mármol blanco. ¡Es una gozada!

Un día lluvioso y frío que, sin embargo, nos regaló un atardecer inolvidable sobre el río Arno y que aquí compartimos con ustedes. Con cielos como éste, uno es capaz de perdonarle a los “tanos” esa seducción que a veces puede caer en aires de suficiencia o en el más absoluto cinismo.


Mañana no se pierdan nuestro viaje a Siena por la insuperable Ruta Chiantighiana.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Benvenuti a Firenze

La Toscana es una de las regiones más bellas de Italia. Se necesita un tiempo razonable para recorrerla, adentrarse en sus caminos y pueblos, leerla y poder decir que la conoces. Por eso, Floren decidió que disfrutáramos de 15 días en un casita con vista a las colinas del Chianti. El pueblo más cercano se llama Grassina y se encuentra a 5 kilómetros de Florencia.

Nuestro primer encuentro con la capital toscana no pudo ser más elocuente: bajándonos del autobús número 31 la exposición de un cuadro de Raffaello, La Madonna del Cardellino, recientemente restaurado, en el Palacio Medici Ricardi, una de las residencias más fastuosas de la familia más renombrada de Florencia. O sea, te bajas del bus, y tienes una obra maestra del Renacimiento en la puerta.
Y después de alimentar los ojos y el alma, no hay nada como almorzar en uno de los puestos de comida del mercado central compartiendo la mesa con los florentinos, muchos de ellos como sacados de un cuadro de Botticelli. De postre, el sol se asomó por unos instantes e ilumino la inolvidable fachada de la catedral, el duomo de Brunelleschi y el campanario del Giotto.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Viaje a Florencia y la Toscana

La aventura comenzó cuando la empresa de ferrys nos dejó el primer mensaje en el móvil. “Disculpe la inconveniencia, pero su barco zarpará a las 2 de la mañana”. Bueno, un par de horas después de lo previsto tampoco nos parecía mal, considerando que era la primera vez que tomábamos un barco para ir a Italia. Además, tomando en cuenta que la salida era desde el puerto de Barcelona, tendríamos tiempo de partir holgadamente desde Madrid. Sin prisas.
En el camino, recibimos otro mensaje; “Su ferry saldrá a las 5 de la mañana y el embarco empieza a las 2”. ¡Ups! Ninguna explicación de por medio, ni siquiera la fórmula de “disculpe las molestias”. Empezamos a elucubrar, ¿habrá mal tiempo?, ¿los barcos serán seguros? Nada.
Y llegó el tercer mensaje, pero ahora en forma de llamada telefónica y en la voz de una chica monísima que sólo quería cerciorarse de que habíamos recibido los recados anteriores. Lo que no nos dijo era que la salida del barco se había pospuesto para las 7 de la mañana. ¿Estábamos leyendo bien la señal?
Finalmente, el ferry de la empresa Grimaldi zarpó a las 9 de la mañana rumbo a Livorno, es decir, nueve horas después de lo previsto. Un día en alta mar, durmiendo buena parte de la mañana y recuperándonos de la desvelada – desmañanada arrullados por las suaves olas del mar no era un mal plan. Lo malo empezó a las 4 de la madrugada, cuando comenzamos a sentir que la cosa no pintaba muy bien.
Para quienes hemos vivido un terremoto en la Ciudad de México, la experiencia es parecida sólo que en lugar de durar 30 segundos, la sensación se prolonga más de dos horas, con no se cuántos grados Richter, en sentido oscilatorio – trepidatorio y en medio del Mediterráneo, en la más absoluta oscuridad con un viento y una lluvia que nunca había oído antes. Fue, sin duda, el preludio de una noche inolvidable, no por lo romántico, sino por el miedo que sentimos. El barquito se movía como una cáscara de nuez en medio de aquel mar embravecido que no daba tregua y que nos trajo a la memoria escenas de maremotos y tsunamis. Floren me trataba de tranquilizar y yo pensaba en que peor lo pasaban los cientos de inmigrantes subsaharianos que atraviesan el océano hacinados en pateras, sin comunicación ni GPS ni cómodos camarotes como el mío. “¡Laurita, no seas tan burguesa!”, me decía a mi misma para darme ánimos cuando empezaron a caer las cosas del baño y de la mesita de noche. “Si tengo que vomitar, a dónde me dijo Santi (nuestro amigo marino) que tengo que hacerlo: ¿a sotavento, a barlovento?”. ¡Dios, qué susto!
Después de la tempestad, en efecto, llega la calma. Por fin, llegamos a nuestro destino y la Toscana nos dio la bienvenida con algo de lluvia y unas suaves colinas llenas de viñedos y colores y belleza que agradecimos más todavía después de haber pasado –aseguraban los noticieros- “la peor borrasca que ha vivido la costa italiana en los últimos 25 años”.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Cumplieron su promesa y vinieron a Madrid

Pablo Milanés cantaba una canción que decía
“vale más, poco con ganas
que mucho, sin ser querido”.
La visita de Guadalupe me trajo a la memoria esta frase. ¿Será por qué las dos nos hicimos amigas amando la música cubana y, en particular, esa canción? ¿Será por qué tenemos tantas cosas en común que Guada sigue siendo mi “alma gemela? ¿Será por qué, haciendo cuentas, nos conocemos desde hace casi 18 años? Pueden ser todas esas razones y otras más.

Su presencia luminosa fue una de las mejores alegrías de este año. Fue breve, cierto, pero ya lo dijo Pablo. Llegó como sólo ella sabe hacerlo: cargada de regalos, de historias, de cosas que compartir. Floren y yo tratamos de corresponderle mostrándole un pedacito de nuestra vida, desde los mercados donde compramos (y que a Guadalupe tanto le gustan), o los bares del barrio donde hacemos el aperitivo (con su vermú de grifo incluido), hasta los rincones de nuestro querido barrio de Malasaña que tanto enamora a cualquiera que lo conoce.

Celebramos el prodigio de la amistad con nuestra querida Olguita y su espléndida familia (Juanjo, Lucas y Emma) y cenamos rico, rico haciéndonos fotos, emocionándonos con su voz y bebiendo buen vino.
Guadalupe y yo seguimos siendo muy cómplices: con la mirada nos decimos todo y nos reímos de historias que sólo ella y yo sabemos y desde hace mucho tiempo.

El querido Rodrigo estuvo con nosotros. Se dejó venir desde Barcelona y nos acompañó a todos lados mostrando su hermosa sonrisa y su aura de buena persona. Juntos posaron en cada rincón de Madrid …¡casi no parecían turistas!

Me costó mucho dejarla en el aeropuerto, abrazarla y decirle adiós sin saber exactamente cuándo nos volveremos a ver. Por eso, utilizando un poco la canción de nuestro querido Pablo, le digo a Guada que…
Si algún día terminara
Este sueño que hemos vivido
Amiga, ¡¡ te estamos muy agradecidos!!
A pesar de la crisis, del euro hasta el tope, de los pocos días (para algunos)…
¡Vale más, poco con ganas
Que mucho, sin ser querido!





martes, 11 de noviembre de 2008

"¿Cómo se dice, cómo se llama?...¡¡Obama, Obama!!"

Creo que llevo casi una semana de resaca postelectoral celebrando el triunfo de Obama y la preocupación de lo que será nuestro incierto futuro. Una de las imágenes que más me emocionó fue ver los lagrimones de Jesse Jackson y de recordar que hasta no hace mucho tiempo (45 años) mi abuela materna, que era una espléndida mujer morena, visitaba a su hijo Alfredo en la ciudad de Chicago. Ella, que no hablaba inglés, tomó un autobús y se sentó donde le dio la gana...hasta que vinieron a pedirle que se quitara de los asientos reservados para la gente blanca. Doña Luz, pobrecita, no entendía nada y se defendía diciendo que había pagado su billete y que no tenía porque levantarse de su lugar. Esa acción le dolió mucho, pero más le dolió enterarse luego de la cantidad de atrocidades, abusos, intimidaciones que los negros y los hispanos, especialmente los mexicanos, recibían en una nación que pretendía erigirse en la gran democracia del mundo. Estoy más que convencida de que si mi abuela Luz viviera, estaría todavía celebrando el triunfo de Obama. (También de que si tuviera ruedas, sería bicicleta).

Aquí en España, se podrán imaginar, no paran de hablar del “primer presidente negro” en la historia de Estados Unidos. Para empezar, negro, negro (en el sentido estadounidense de la palabra) no es; es mulato, de madre blanca y padre keniano, que creció en el seno de una familia blanca de Kansas, ni más ni menos. Lo que engrandece a Obama es esa faceta multiétnica (producto de su constante peregrinar infantil) que –esperamos, deseamos- le permitirá expandir sus horizontes y no quedarse en las fronteras de Estados Unidos.
Mejor me cae su mujer, Michelle. Esa hermosa negra de 1.90 de estatura, nacida y crecida en los barrios pobres de Chicago; hija de un matrimonio humilde y trabajador; inteligente y estudiosa. Como bien dijo Obama…Michelle es la piedra de su familia. Ojalá lo sea de una nación que necesita cambiar de rumbo de manera urgente; de una nación de mujeres brillantes (como Hillary), no clase medieras y sosas como la pobre de Laurita Bush o la tarada de Nancy Reagan. Por fin, después de muchos años, una mujer hecha a si misma llegará a la Casa Blanca.
Por lo pronto, ya decidí que mi trabajo de investigación del doctorado estará relacionada con el fenómeno Obama (si es que realmente existe tal cosa) y su espléndida retórica. No se todavía, pero se aceptan sugerencias.

martes, 4 de noviembre de 2008

Día de Muertos en Madrid


Nadie como Mario Benedetti para decir que nuestros muertos aunque se van, se quedan de mil maneras y en mil momentos. Este año, le dedicamos la ofrenda a nuestra querida e irremplazable María Victoria Llamas.
En palabras de Benedetti...
Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol y tus amaneceres
sembrando tu confianza
...
te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía

pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono

estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos

estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra
....

domingo, 26 de octubre de 2008

Cumplieron su promesa y vinieron a Madrid

Mi amiga la Pollo es fiel testigo de que alguna vez tuve 15 años. Es una de mis amigas más antiguas (aunque a las dos nos choque el término) y más queridas. Ella me ha acompañado en las buenas, en las malas y en las peores; en las alegrías y los llantos; en las ganancias y las pérdidas. Nos ha tocado asustarnos juntas en un terremoto en Acapulco; deleitar un chocolatito caliente en Tequisquiapan; imitar a Sandro de América; cantar las canciones de los Beatles; bailar en sus dos bodas y querernos mucho. Tengo el honor de ser la “hija putativa” de la familia Castañeda Bartnicki y de quererlos con amor del bueno.

Aída, la Pollito, vino a Madrid a celebrar su cumpleaños y no podía darle un regalo más exquisito que ir a Lisboa y sus alrededores. No podía ser de otra manera. Yo adoro Portugal y a mis seres queridos los tengo que llevar allí alguna vez en su vida, porque ese país es una joyita que tiene que descubrirse poco a poco. Y sólo la gente sensible lo sabe.
Aída posee, entre sus muchas cualidades y facetas, la de tener alma de guía de turistas y de querer conocer todo lo que la vida le ofrece. No se nos resistió ninguna de las siete colinas de Lisboa, ni los pueblitos de pescadores de la costa, ni las iglesias y capillas de mosaicos pintados a mano. Por probar probamos hasta una “ginginha” en su copo de chocolate; comimos bacalao hasta hartarnos y pastelitos de Belem con café.

Dice José Saramago que un día Camoens escribió de Lisboa que era “…una ciudad que fácilmente de las otras es princesa”. Puede ser que sí, que nadie piense en ella cuando visita Europa. Mejor para los que la conocemos.
Saramago pide que le perdonemos la exageración al gran poeta portugués y agrega: “Basta que Lisboa sea simplemente lo que debe ser: culta, moderna, limpia, organizada –sin perder su alma. Y si todas estas bondades acaban haciendo de ella una reina, pues que lo sea. En la república que somos serán bienvenidas reinas así”.
En cierto sentido, Aída es como Lisboa: en todos estos años de cariño y amistad, su alma ha permanecido intacta y nunca ha perdido el brillo de sus ojos verdes, ni la mejor de sus sonrisas.

lunes, 20 de octubre de 2008

Respuesta a la periodista Rosa Ma. Mateo...y su opinión sobre México

Mi nombre es Laura Martínez Alarcón, soy periodista mexicana y vivo en Madrid desde hace 18 meses. Soy una asidua radioescucha de su programa y los felicito por la variedad de temas y la calidad de sus contenidos y colaboradores. Este domingo 19 de octubre, sin embargo, me quedé con ganas de hacer una aclaración a Rosa María Mateo sobre la opinión que le merece “la amabilidad de los mexicanos”. Mal empezamos cuando la periodista señala que “en México pueden ser muy simpáticos pero por la calle te secuestran o te apuñalan (ja, ja) y yo no quiero esa amabilidad (ja, ja)”…. ¡¡y hasta aquí llega su testimonio!!
¿Es todo lo que puede manifestar de un país como México? Permítame decirle, Sra. Mateo que nadie niega lo que esta pasando en mi país. Para quienes estamos viviendo fuera es ya de por si bastante duro amanecer con las noticias que nos llegan. En estos momentos, México sólo existe para los medios de comunicación por los crímenes que están ocurriendo. Sin embargo, México es mucho más que los delincuentes que secuestran y apuñalan. México, Sra. Mateo, es muy grande. España cabrá tres veces, por lo menos, en su territorio. Y no en todo el país roban y asesinan.
México es también, y por sobre todas las cosas, la calidez y la siempre buena disposición de su gente; es la belleza de los paisajes de su enorme geografía, la riqueza de su artesanía y los sabores de una de las mejores gastronomías del mundo.
Ante la desolación de lo que sucede en México, hay que tratar –como periodista- de ser ponderada y no caer en la fácil generalización; como mexicana, trato de contraponer a la tristeza el granito de arena de los millones de mexicanos y de mexicanas amables, decentes y de buena cepa que se levantan temprano todos los días para estudiar o trabajar y dar lo mejor de ellos mismos. Prefiero pensar en ellos que en los miserables que nos quieren meter balas y miedo. Así que, Sra. Mateo, trate de ser un poco más amable la próxima vez que opine sobre México. Saludos cordiales.

"Con la iglesia hemos topado, Sancho”

Javier es un bebé andaluz que nació para salvar a su hermano Andrés. También nació porque fue concebido con amor y esperanza por sus padres y porque viene a iluminar la vida de toda una familia y de una comunidad y de un país. Y ya está.
Entre todo este tsunami de noticias malas y pésimas, la única buena nueva que podía darle un poco de ilusión al mundo era el nacimiento de Javier. Pero la iglesia católica, en particular, la Conferencia Episcopal Española (más inquisidora que Torquemada) acaba de lanzar un cubo de agua helada al asunto.
El “Cavernal” Rouco y sus hombres del Cro-Magnon rechazaron públicamente la técnica utilizada por el hospital sevillano que ha permitido que Javier naciera libre de una grave enfermedad hereditaria, la misma que padece su hermano Andrés (de seis años) y con quien es compatible. La sangre de su cordón umbilical servirá para realizar el trasplante que necesita Andrés para superar una anemia congénita severa conocida como beta-talasemia mayor y que puede provocarle una muerte temprana.
Y como hubiera exclamado Don Quijote, “con la iglesia hemos topado, Sancho”. La Iglesia critica que se haya puesto el acento "en la feliz noticia del alumbramiento y en la posibilidad de la curación de la enfermedad de su hermano" y se hayan silenciado las "implicaciones morales" de este procedimiento. Y la pregunta que se me ocurre es, ¿es entonces más moral dejar que un niño de 6 años muera? ¿Eso hubiera querido Jesús que tanto amó a los niños? Una vez más, la iglesia católica condena los avances de la ciencia.

viernes, 17 de octubre de 2008

Cumplieron su promesa y vinieron a Madrid

Mi amiga Mina Piekarewicz detesta la palabra NO. Es que a ella la vida le ha puesto tantos obstáculos y pruebas que si pensara que algo no se puede, habría dejado de ser la Mina que conocemos. Es que a ella nada se le atora. Y a las pruebas me remito.

Hace siete años, Minita fue la única amiga que me vino a visitar cuando yo estuve por estas tierras haciendo un curso en la Complutense. Me alcanzó en París, en el estudio donde vivía mi amigo Roberto Lugones. ¿Cómo logró abrir el pesado portón y dar con el número? Gracias a que Mina condena la palabra NO. ¿Cómo le hizo para acompañarme durante una semana a un curso de verano, supuestamente cerrado y exclusivo para alumnos de la universidad? Porque a ella no le gusta que le digan que NO. ¿Cómo le hizo para convencer a un turista que nos tomará una foto en la que nos viéramos las dos y el acueducto de Segovia completo? Porque a ella nadie le dice que NO se puede.

Ahora nos vino a visitar en septiembre y juntas nos fuimos a Dénia. Celebramos la dicha de ser amigas, de compartir el gusto por los buenos sabores, de disfrutar del sol y el mar, de caminar y descubrir. Convivir con Mina es deleitarse con su aguda inteligencia y su incansable sentido del humor; es aprender de su congruencia inmarcesible y de una sola pieza y de la amistad que no conoce barreras ni océanos ni continentes.



Después de superar un estrés absoluto y un montón de horas de sueño reparador, Mina nos iluminó con sus ojitos azules y pispiretos, su sonrisa irónica, sus experiencias llenas de sabrosura y su generosidad sin límites que la hace capaz de cargar veinte libros y una cafetera envuelta para regalo. ¡Minita de mi corazón…todos los días tomamos café y nos acordamos de ti!





jueves, 16 de octubre de 2008

La cultura del miedo


La manipulación de las emociones más básicas es, sin duda alguna, una de las grandes herramientas de la propaganda política y religiosa. Infundir miedo a través de la comunicación de masas ha demostrado ser una estrategia eficaz. Lo vemos todos los días en la prensa y la televisión; en internet y la radio.
La idea es atemorizarnos.

Lo demuestran los criminales en México con sus narcomantas, sus víctimas descabezadas, sus intimidaciones y amenazas. Lo podemos comprobar en los discursos de los políticos, como Bush, capaces de movilizar a toda una nación y a muchos países del mundo “civilizado” para meterse en una guerra absurda como la de Irak. Se manifiesta en lo que declaran casi a diario los líderes religiosos de todas las creencias; en España, el presidente de la Conferencia Episcopal Española acaba de relacionar laicismo con nazismo. Pero la vida sigue, “la nave va”, con o sin ellos.
Ante el temor, ese estado de ánimo caracterizado por la aprehensión o la angustia, como lo ha definido el historiador mexicano Lorenzo Meyer, y provocado por la anticipación de un dolor o de una situación desagradable o peligrosa, ¿qué podemos hacer? El miedo varía, nos dice Meyer, entre la mera ansiedad y el terror. ¿Podemos seguir viviendo sin sentir miedo? Estas son preguntas para las que habrá que encontrar respuestas. Lo que si resulta claro es que nadie quiere una solución autoritaria.
Ryszard Kapuscinski decía que de la misma manera como se puede hablar de un mundo de nuevas desigualdades, también puede hablarse de un mundo de nuevas amenazas. “Entre una cosa y otra, el hombre contemporáneo se siente amenazado, tanto más cuanto ve multiplicarse a su alrededor grupos violentos de todo tipo, como los cárteles o las mafias”.
En México la gente vive con miedo. No es sólo por la violencia diaria que ejercen las agrupaciones criminales y que amenaza a todos los rincones del país. Siente miedo también de quienes, se supone, están para defender al pueblo. Las constantes violaciones a los derechos humanos; la inmunidad de las corporaciones policíacas y militares y la impunidad con la que actúan; la impotencia de quienes denuncian y ven que, a pesar de la atención mediática que merece su caso, no pasa nada; el temor a las represalias y las amenazas; los cadáveres decapitados y mutilados. En México, hay miedo y mucho.

Aprovechar el miedo de muchos ciudadanos para legitimar el uso y la creación de nuevas fuerzas armadas, siempre despierta resquemores entre la población. Si a esto agregamos que los problemas están lejos de resolverse y que los capos del narcotráfico siguen desplegando cínicamente su poderío, tenemos un elemento más para dudar de la eficacia de la estrategia o la falta de una por parte de las autoridades. Nadie pone en tela de juicio la necesidad de hacer algo porque la sociedad mexicana está harta de tanta violencia. Sin embargo, también genera ruido y confusión permitir que el Ejército mexicano amplíe sus funciones y vaya más allá del combate al crimen organizado, hostilizando a los grupos sociales más vulnerables abusando de su poder o desplegando una serie de operaciones que más se asemejan a una abierta guerra sucia contra defensores de los derechos humanos o líderes sociales que llevan años reclamando equidad y justicia. Todo esto, la verdad, sí que da miedo.











En México todo se vuelve afrenta

A Carlos Fuentes, quien cumplirá 80 años en noviembre, le acaban de entregar en España el Premio Internacional Don Quijote. En una entrevista concedida al periódico El País, el escritor mexicano declaró su temor de que el clima de inseguridad y miedo que hoy vive México se solucione por la vía autoritaria:
“… hoy la situación es mucho más difícil, más peligrosa, hay asesinatos, hay secuestros y hay un clamor, un "basta", un "hasta aquí hemos llegado", y una enorme demanda de seguridad. Esto es muy peligroso porque a veces la seguridad sólo la da un Gobierno autoritario, una dictadura. Tener seguridad con democracia va a ser el gran desafío de un México al que no puedo ver con los ojos optimistas con los que lo veía en los años 45 o 50 del pasado siglo”.

Carlos Fuentes y con él millones de mexicanos no queremos una dictadura para nuestro país. Deseamos imaginación, creatividad, soluciones inteligentes y valientes. Fuentes continúa:
“Hoy la situación nacional es un enorme insulto a la ciudadanía, una enorme afrenta. ¿Cómo vamos a salir de esto? No sé, exactamente no lo sé. Temo realmente por una solución autoritaria, no la quiero. La seguridad es algo que depende mucho del tráfico de drogas y el mercado de la droga está en Estados Unidos. México es un país de tránsito, ahora es un país de producción y de tránsito, pero los capos mexicanos son cantinflas, son gente muy secundaria... En cambio, los grandes intereses ya sabemos que están en Estados Unidos. ¿Adónde va el dinero generado por la droga? Va de México a Estados Unidos, y allí lo limpian los bancos. ¿Y quiénes son los grandes capos? No se sabe. Hay una responsabilidad muy grande de los norteamericanos al no atacar realmente este problema, y una responsabilidad nuestra al no lograr la unión de seis, siete, ocho países que despenalicen el uso de la droga, que sería el primer paso. Que tras la despenalización va a haber más consumo, es cierto. Cuando Roosevelt despenalizó el alcohol no dejó de haber borrachos, lo que dejó de haber fue Alcapones. Éste es el paso realmente importante que deberíamos de dar. Nadie se atreve porque les parece un pecado permitir el uso de la droga. No es permitir el uso. Es despenalizar, algo diferente”.

Si quieren leer la entrevista completa realizada por el escritor y periodista Juan Cruz, hagan clic en este vínculo y disfrútenla…
http://www.elpais.com/articulo/semana/tiempo/Fuentes/elppgl/20081004elpbabese_3/Tes

Vicios privados, virtudes públicas

¿Sabían ustedes que hace unos meses el presidente Bush se negó a firmar una ley que ofrecía cobertura médica a nueve millones de niños pobres –de su propio país- y que costaría 4,000 millones de euros? ¿Saben por qué no quiso firmar esta ley? Porque lo consideró un gasto inútil. Hoy, salva a los banksters (como les llama Ignacio Ramonet de Le Monde Diplomatique, a los “banqueros gángster”) y encima nos advierte que si no se salvan esos rufianes de Wall Street, todos seremos más pobres todavía. ¿No les parece un despropósito y una vergüenza? Si les interesa leer un artículo que escribí para una revista mexicana acerca del tema, avísenme y se los mando.

miércoles, 8 de octubre de 2008

“Que viene el lobo…que viene el lobo” o, cómo llegó la crisis a España.

Se veía venir y nadie, al parecer, quería enterarse. La crisis económica en España iba a llegar más temprano que tarde. Lo que no se sabía era qué tan rápido tocaría a las puertas de los empresarios, comerciantes y gente de a pie o de qué manera sería gestionada. Durante poco más de 12 años, España se había librado de vivir una crisis económica. Se regocijó, desde su ingreso a la Comunidad, de la llegada de dinero europeo fresco que le permitió construir infraestructuras y cimentar su modelo de desarrollo económico principalmente en la construcción y en el consumo privado, éste último afianzado no en los incrementos salariales sino en el endeudamiento de las familias. Los españoles se convirtieron en “nuevos ricos” y gozaron de una situación más o menos privilegiada respecto de otros países del área. La economía española mantuvo un crecimiento sostenido y ascendente durante mucho tiempo y esto la convertía en referente europeo… ¡hasta que llegó la crisis! Crisis que, además, tenía necesariamente que coincidir con la situación económica mundial y que comenzó en Estados Unidos, en agosto de 2007, con la morosidad de las hipotecas subprime. Pero esto no era todo.
En un reciente análisis económico de la publicación francesa Le Monde Diplomatique, se argumentaba que, por vez primera en la historia económica moderna, tres crisis de gran amplitud –financiera, energética, alimenticia– estaban coincidiendo, confluyendo y combinándose. Cada una de ellas interactuando sobre las demás y agravando así, de modo exponencial, el deterioro de la economía real. Se trata, aseguraba la editorial, de un “sismo económico de inédita magnitud”. De golpe, las economías de los países desarrollados se enfriaron. Europa, y en particular España, se encuentran en franca desaceleración y Estados Unidos está al borde de la recesión. En medio de tal desequilibrio, y muy en sintonía con la expresión española de “éramos pocos y parió la abuela”, el mundo se enfrentó a una debacle en los precios del petróleo. Con un precio del barril en torno a los 140 dólares y con la acción disparatada de numerosos especuladores que apuestan por el alza continua de un carburante en vías de extinción, es natural –por decirlo de algún modo- que los inversionistas hayan huido de la burbuja inmobiliaria apostando descomunales sumas de dinero en un petróleo cada día más caro.

En el caso español, uno de los sectores que más ha sufrido la dureza del reajuste económico es el inmobiliario. Durante el primer trimestre de 2008, el número de ventas de viviendas en España cayó el 29%. Cerca de dos millones de pisos y de chalets siguen sin encontrar comprador. El precio del suelo continua desmoronándose, mientras que los intereses hipotecarios siguen a la alza. Los españoles, creadores del género de la picaresca, han tenido que inventar medidas muy suyas para resolver los problemas; un caso muy comentado por los medios fue el de un hombre que, ante la imposibilidad de pagar la hipoteca de su departamento, decidió ponerlo a sorteo por internet. La posibilidad de entrar en franca recesión ha provocado en todos los frentes de la industria de la construcción efectos tan feroces como la destrucción de decenas de miles de empleos.

Para rematar el tema de las malas noticias, a mediados de agosto se informó que el índice de inflación (IPC – Índice de precios al consumidor) era el mayor alcanzado en casi 16 años logrando en promedio un 5.3%. Los carburantes, la vivienda y los alimentos, en particular leche, pan y huevos, lideran la subida de precios en lo que del año.

Como aporte curioso al asunto: la crisis ha duplicado las solicitudes de inmigrantes, solicitantes de asilo y refugiados que quieren retornar a sus países. En siete meses, las peticiones de vuelta voluntaria se han disparado. De acuerdo con las organizaciones no gubernamentales que facilitan el retorno de los inmigrantes, en lo que va de año, 457 personas ya han solicitado volver, frente a los 447 que lo hicieron a lo largo de todo 2007.

Si de algo se puede criticar al gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero, es a su mala gestión mediática de la crisis. Durante meses, se negó el asunto definiéndolo con una serie de eufemismos que le valieron numerosas críticas en prensa, radio y televisión. Ignacio Escolar, director y periodista del diario Público, reunió 14 maneras utilizadas por el gabinete económico y por el propio Rodríguez Zapatero para no decir crisis, entre otras: “situación ciertamente difícil y complicada”, “una coyuntura económica claramente adversa”, “brusca desaceleración”, “deterioro del contexto económico”, “escenario de crecimiento debilitado”, “periodo de serias dificultades”, “empobrecimiento del conjunto de la sociedad”, o “las cosas van claramente menos bien”.


En enero de este mismo año, y a unas semanas de las elecciones generales que le refrendarían un segundo mandato, el presidente español declaraba al periódico conservador El Mundo que evocar una situación de crisis económica era “una falacia, puro catastrofismo”. No sabemos si pecó de optimista, o no quería infundir temores a los casi 45 millones de españoles (las elecciones, recordemos, estaban a la vuelta de la esquina). El hecho es que se ha desatado una intensa búsqueda de culpables y una rabiosa campaña contra el gobierno socialista por parte de la derecha española por no haber sabido manejar la crisis.

La crisis económica mundial era un hecho. Que muchos no hayan querido darse cuenta, es otra cosa. Por eso, conviene aprender del buen o del mal ejemplo para evitar caer en las mismas circunstancias. O, como bien dice aquel refrán: “Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, echa las tuyas a remojar”.

jueves, 2 de octubre de 2008

La distancia no es el olvido


“Me siento triste y vulnerable”. Así se titulaba un reciente artículo escrito por Gael García Bernal para el periódico El Universal, a propósito de la violencia en México y el malestar que esto le provocaba a la distancia. No puedo estar más de acuerdo con el actor.
Para quienes estamos viviendo fuera de nuestro país, por los motivos que éstos sean, es muy duro amanecer con las noticias que nos están llegando. Si de por si México no existe para los medios de comunicación internacionales, comprobar que sólo somos susceptibles de ser publicados por las matanzas, crímenes, secuestros que ocurren casi a diario es razón más que suficiente para sentirse triste y vulnerable. Y agregaría algo más. Por lo menos yo, me siento inútil y culposa.

Estar lejos duele. Aunque algunos no lo crean, duele y mucho. Provoca angustia y desazón pensar en los nuestros y en ese clima enrarecido de inseguridad e incertidumbre que les toca vivir estando tan cerca de la barbarie. Lo peor es, sin duda, el miedo. Miedo a que la bestialidad nos arañe con su maldita garra.
Hace unos días, El País dedicó el suplemento dominical a “México Salvaje” y mostraba en la portada la fotografía de un hombre asesinado por los narcos. Floren y yo estábamos en León visitando a su madre y mi primera reacción fue esconder el periódico para que no lo viera Carmen. Debo confesar que me dio mucha vergüenza que se enterara de lo que estaba pasando en mi país, de los “días de plomo y sangre” –como aseguraba el periodista- que vive México. Del “nadie esta a salvo” con que remataba el artículo.
Lo escondí como queriendo tapar el sol con un dedo y hacer como que todo estaba bien. Ella que tiene tanta ilusión de visitar México el año próximo… no me parecía justo que esto le quitara las ganas. Porque, después de todo, México es mucho más que los delincuentes que secuestran y matan.
México es también, y por sobre todas las cosas, la sonrisa de mis sobrinas, la simpatía de mi hermano, la generosidad de Gina; es la calidez de mis primos los Alonso y la entrañable familia que les acompaña; el cariño de mi Alma y don Manuel. México es mucho más que las masacres y los muertos. Es, sobre todo, la cordialidad de mis amigos y mis amigas más cercanos, el afecto de la Tropa. Entonces pensé que no tenía porque sentirme avergonzada.
Ante la desolación de lo que ocurre en México, donde parece que no hay “ni pa´ donde hacerse”, como dice mi hermano, hay que contraponer el granito de arena de los mexicanos y las mexicanas decentes y de buena cepa que se levantan temprano todos los días para estudiar o trabajar y dar lo mejor de ellos mismos. Prefiero pensar en ellos que en los miserables que nos quieren meter balas y miedo.
Quiero que Carmen, la mamá de Floren, tenga deseos de ir a México para comer un buen mole, recorrer Veracruz y probar el café de Coatepec; visitar Oaxaca y sus mercados y comprarse un montón de artesanías en el Bazar del Sábado de San Ángel.
Me resisto a caer en la tentación de caer en el fatalismo y en el temor. Me niego a permitir que mi estado de ánimo oscile entre la mera ansiedad y el terror. Y si puedo hacer algo para que quienes vayan a mi país no lo hagan pensando en los muertos de esta terrible guerra sucia, puedo asegurarles que lo haré desde todas las trincheras posibles. La distancia, por más que lo diga la canción, nunca será el olvido.

domingo, 14 de septiembre de 2008

A Pepe Zamarripa

Marianita, Pepe y Bele.

Septiembre empezó mal para muchos. Una de las personas más queridas, comprometidas y respetadas que he conocido en mi vida, Pepe Zamarripa, murió el domingo 7 de septiembre.

Mi entrañable amiga Anabeli me llamó desde México, hecha un mar de lágrimas, para darme la mala noticia. Me conmovió muchísimo oírla así; me hubiera gustado abrazarla muy fuerte, muy fuerte y fundirme entre sus sollozos y su tristeza. Y es que no era para menos.

Pepe era probablemente su mejor amigo y una de las personas más leales, congruentes y de una sola pieza que he tenido la suerte de toparme en este camino que se llama vida. Por eso le pedí a Anabelí que me dejara reproducir este hermoso texto que ella escribió.

Yo sólo atino a decirles a los amigos y las amigas que lo conocieron y a los que no tuvieron tanta suerte, que Pepe se quedará de mil manetas y en mil momentos entre nosotros.

Texto de Anabeli Contreras Julián a Pepe Zamarripa.

A Pepe Zamarripa lo conocí en el Bar León a principios de 1992, si mal no recuerdo. Yo quería “independizarme” de mis papás, pero no me alcanzaba para pagar un departamento, así que andaba en la búsqueda de alguien que quisiera compartir el suyo. En ese entonces Pepe vivía en Av. Nuevo León en la Condesa (en dónde más) y quería rentar una habitación, mi hermana Ada trabajaba con él y le comentó que yo era la persona que necesitaba, no estaba muy convencido, no me conocía y le dijo a Ada que seguramente le querían mandar a su casa a la hermana fea.
Ada me invitó al Bar León ya que Pepe estaría ahí. Bailamos mucho, pero no me rentó la habitación. Al final, Ada se mudó a ese departamento y se convirtió -creo yo- en una de las mejores amiga de Pepe, y él demostró que no necesitas ser la pareja de nadie para convertirte en el papá de alguien, y fue como un padre para Mariana, la hijita de Ada. Y nosotros, Pepe y yo, iniciamos una larga y profunda amistad en la que intercambiamos libros, discos, ideas, conciertos, amigos, risas y algunas lágrimas. Finalmente se convirtió en amigo de toda la familia y descubrió que las Contreras Julián no tienen hermanas feas.
Coincidimos en nuestras ideas políticas, marchamos juntos varias veces. En el 2006, después del fraude marchamos de Chapultepec al Zócalo, estaba feliz viendo la plaza llena. Siempre creyó que este país podía ser otro, luchó por ello hasta el final.
Pepe y yo fuimos amigos a pesar de muchas cosas. En una época muy oscura de mi vida lo veía a escondidas, su amistad incondicional me mantuvo a flote. Su cariño inalterable y su gran sonrisa siempre estuvieron conmigo. También compartimos épocas felices: El día que Alex y yo nos casamos -día luminoso sin lugar a dudas- le dije que lo quería y le dejé saber lo importante que era su amistad en mi vida y el que me hubiera acompañado ese y muchos otros días.
Fue un hombre comprometido con sus amigos, asesor de la izquierda mexicana, miembro del Gobierno Legítimo, inteligente, trabajador, luchador social, solidario, melómano, brillante, fanático de la lectura, generoso, amante de la Chivas y fan de los Yankees de N.Y., viajero, con un gran sentido del humor. Bromista como pocos: Un día mi mamá llamo a su casa y él le contesto muy serio “Presidencia de la República”, mi madre nomás acertó a decir “Ay, disculpe, está equivocado”.
La última vez que ví a Pepe fue en la concentración del domingo 29 de agosto en el Monumento a la Revolución, le di un abrazo y un beso, tenía prisa, me dijo que iría hacia el templete; que quería oír el discurso de AMLO. No insistí para que se quedara un poco más, uno nunca se imagina que sus amigos no estarán. Al menos le pedí que se cuidara, le di un beso, le dije adiós.
Algunos ya lo saben y otros se enterarán por medio de este texto, el domingo pasado, siete de septiembre, Pepe murió de un infarto fulminante. Como dijo su hermano Roberto, se fue con las manos limpias, no se quedó con nada, todo se lo dio a las causas en las que creía y a sus innumerables amigos. Estoy segura que México perdió a un gran ciudadano y como dice Alex el mundo perdió mucho de lo poco bueno que le quedaba. Yo perdí a mi entrañable amigo y estoy muy triste.
El 10 de septiembre, Pepe habría cumplido 50 años, seguro los celebrará bailando con música de Héctor Lavoe o de India, y luego escuchará algo de Clapton y luego... ¡Muy bien bailados, querido Pepe!

martes, 2 de septiembre de 2008

Corazón de condominio

Siempre he dicho que es mejor tener amigos que dinero y que la única manera de hacer un amigo, es saber serlo. Así que en esta nueva sección de las Andanzas Laureadas quiero compartir con ustedes a los amigos y las amigas que he ido encontrando por el camino y a los que, como diría Sancho Panza, les quiero “como a las telas de mi corazón”. Muchos son expatriados como yo; otros son españoles atentos y generosos, todos han llegado para enriquecer mi vida.

Para mi ha sido un privilegio conocer a gente como Mercedes y Klarita, dos colombianas de pura cepa que se abren camino en esta ciudad donde la “mala leche” impera. Con sus luminosas sonrisas, tan amplias como la generosidad de su corazón y como el movimiento de sus caderas al son de la salsa, Mechas y Klarita son de las que no olvidan un cumpleaños y lo festejan como si fuera el suyo, con ajiaco bogotano, serpentinas, gorritos y regalos. Si hay alguien a quien me gustaría que conocieran, es a ellas dos, juntas o separadas, en paquete o una por una.

Andando el camino


Mucha gente me pregunta que cómo le hice. Otros que cómo le estoy haciendo y algunos más quisieran saber si pienso quedarme aquí toda la vida. Después de 18 meses viviendo en otro país, con un océano de por medio, con unas condiciones de vida
diametralmente opuestas a las que experimentaba, las respuestas son variadas y hasta contradictorias. Pero así de dialéctica es la vida.
Para poder decidirme a dar el brinco y cambiar de vida (a mis 50 primaveras), necesitaba una coartada. Antes de conocer a Floren, yo ya había determinado tomarme una especie de año sabático (pagado, desde luego, por mí) y dedicar mi tiempo a los viajes y las lecturas que no había podido materializar durante los cinco años de torbellino administrativo – político – emocional del Fideicomiso. España era, tenía que ser, el destino obligado porque ya lo conocía y me había gustado. Pero para poder estar aquí de manera legal, tenía que hacer algo. Lo que encontré más a la mano fue un curso sobre conflictos armados y comunicación; una especie de diplomado que me permitiría obtener un visado de estudiante y la posibilidad de acceder al mundo universitario para continuar viviendo legalmente en España.
En este país, que tanto le debe a la migración (de aquí para allá y de allá para acá), las cosas se están poniendo cada vez más difíciles para quienes tratamos de abrirnos un espacio en estas tierras. No es para menos y les ofrezco un dato que ilustra bien la situación: ¿sabían ustedes que, después de Estados Unidos, España es el país que más inmigrantes recibe? Ya es reconocido como el país multiétnico de la Unión Europea, cerca de 4 millones y medio de extranjeros vivimos aquí y representamos casi el 10% de la población total. Algunos barrios de Madrid, parecen estar siendo reconquistados por miles de latinoamericanos, particularmente de origen ecuatoriano y colombiano. Y aunque la comunidad mexicana es minoritaria, su presencia se deja notar en muchos negocios, particularmente de gastronomía. Ya me iba yo a desviar para contarles las delicias de Rita, en la Taquería del Alamillo, pero se las dejo para otro momento.
El asunto de los inmigrantes se pone cada día más color de hormiga. No es fácil encontrar trabajo y menos ahora con la crisis económica que vive España. Si eres estudiante lo tienes un poco menos complicado. Por ejemplo, al hacer un curso o una maestría (pero no un doctorado) es necesario realizar “prácticas universitarias” en alguna empresa o institución con la que la universidad tenga convenio. De esta manera, pude trabajar durante 9 meses en Siemens. Claro, con un sueldo miserable, con un status de “becario”, sin ningún tipo de ayuda para transporte, comidas o seguro médico, pero con las mismas responsabilidades de un empleado.
De hecho, hace unos meses se empezó a gestar un debate sobre la figura del “becario” dado que muchas empresas e instituciones se ahorran ingentes cantidades de dinero contratando a personas con experiencia y currículo a través de convenios tipo “prácticas universitarias” que no establecen antigüedad ni compromiso laboral. Conmigo, la neta, ¡se sacaron la lotería!
Ahora, ¿pueden ustedes imaginarse lo que significaba para mí haber sido directora de promoción y difusión del Fideicomiso Centro Histórico de la Ciudad de México y acabar siendo “becaria” asistente del jefe de prensa y medios de la trasnacional alemana? Lo bueno es que Luis Ongil fue un super jefe y reconocía mis virtudes y conocimientos y, lo que no es común encontrar en estas latitudes… ¡pedía las cosas por favor y daba las gracias!
¿Qué fue lo mejor de esta vivencia? Haber conocido a gente espléndida y haber comprobado, una vez más, que “la vida es una tómbola… tom, tom, tómbola”.
























domingo, 24 de agosto de 2008

Mes amis...les Carpentier!

Pascale et sa belle sourire!

Alan, Pascalle et la Joanna à La Palmyre.

Tamara, Luna et Joanna ... la beauté et la jeunnesse!

sábado, 23 de agosto de 2008

Perder la capacidad de asombro

Como ya se habrán dado cuenta, la noticia del verano –además de los Juegos Olímpicos de Beijing, ha sido el accidente aéreo en Madrid.
A nosotros nos pilló fuera de España. Fue sólo tocar tierras españolas para que todas mis sospechas se convirtieran en certezas.
¿Qué quiero decir? Pues, que acorde con esa especie de enamoramiento malsano de los medios de comunicación por exaltar la nota roja por sobre todas las cosas, esta terrible circunstancia ha sido aprovechada sin escrúpulos por esos mismos medios que, se supone, están para informar. El problema es que ya ni eso hacen.
Al mejor estilo gringo de crear “programas especiales” con algún título sensacionalista, muchos tendrán (tendremos) que soportar una y mil veces las mismas imágenes de la tragedia, los numerosos videos y las fotografías enviadas por aficionados (muchos seguramente las venderán al mejor postor), el exhibicionismo de minutos de silencio en plazas y ayuntamientos, y las noticias “de última hora” (que siempre son las mismas) desde el aeropuerto de Barajas, el hotel donde están concentrados los familiares de las víctimas o el tanatorio de la Almudena, donde están llevando a los cadáveres sin identificar.
Juan Varela, un lector del periódico Público, lo comentaba de esta manera:
“Todas las víctimas tienen derecho a la intimidad. Y todos los periodistas deberían saber y ser conscientes de dónde está el límite entre la información relevante, incluso para provocar la reflexión del público, y el sensacionalismo. No se evita sólo con la ausencia de vídeos y fotografías. El sensacionalismo está en las horas de programación sin nada que contar, en la redundancia de las preguntas a los deudos de los muertos y heridos más allá del retrato indispensable de los efectos de la tragedia”.
Ustedes, ¿qué opinan?