martes, 1 de diciembre de 2009

Mal de muchos ... mal de todos.

Juliette acaba de cumplir 14 años. Estudia ballet clásico y le gusta patinar y escalar montañas; ocupa el primer lugar en carrera de fondo de su escuela y le fascina navegar en alta mar.


Esto no tendría ninguna particularidad, si Juliette no fuera seropositiva de nacimiento. Su madre, infectada por una transfusión sanguínea, murió de SIDA hace 9 años. Juliette nació con el virus dentro de su pequeño cuerpo. Para su fortuna, ella tiene un padre que la adora y vive en un país donde puede acceder a los costosos medicamentos y a los adelantos científicos que diariamente intentan encontrar una cura a la epidemia que, desde su llegada a nuestras vidas, ha infectado a 50 millones de hombres, mujeres y niños en el mundo, de los cuales 16 millones han muerto.



El 1 de diciembre se celebra en todo el mundo el Día Internacional de Lucha contra el SIDA. Con seguridad se realizarán marchas, se dictarán conferencias, se revelarán nuevos datos de este virus que hoy se ubica en el cuarto lugar de las causas de deceso en el mundo. A pesar de todo este esfuerzo, el paso de este terrible mal no se ha detenido; por el contrario, continúa sin cesar. La Organización de las Naciones Unidas para la Prevención del SIDA estima que en el mundo existen 33.4 millones de personas viviendo con el virus de inmunodeficiencia; de las cuales 31.3 millones son adultos, 15.7 millones son mujeres y 2.1 millones menores de 15 años. Cada día 7,400 personas se infectan por el VIH en todo el mundo, esto significa que 2.7 millones de personas contrajeron la infección en el 2009. Aproximadamente el 50% de las nuevas infecciones por VIH se produce en jóvenes de entre 10 y 24 años. Únicamente durante el 2009, el SIDA causó 2 millones de muertes.


Las estimaciones del Fondo de Población de las Naciones Unidas para el siglo XXI indican que habrá 14 millones de mujeres infectadas con el virus; 4 millones habrán muerto por esta causa y 10 millones de infantes quedarán huérfanos por tal motivo. El SIDA sigue cobrando millones de vidas, particularmente de niños y mujeres, es decir, la población más vulnerable y pobre del planeta.

En México, según información del Centro Nacional para la Prevención y Control del SIDA (CENSIDA) existen 220 mil personas adultas infectadas con el virus de inmunodeficiencia.


¿Por qué comenzamos este artículo con el relato de Juliette? Porque ella es parte de estos fríos números. Juliette lo sabe, pero prefiere seguir con su vida cotidiana llena de juegos y aventuras al lado de su padre. Ambos luchan todos los días contra el virus porque la niña debe mantener un estricto régimen de medicamentos antivíricos, complementos vitamínicos, alimentos y ejercicio que le permitan hacer una “vida normal”.

Pero, sobre todo, porque casos como el de Juliette y su padre ilustran la parte humana de lo que no es noticia. Porque la entereza, el amor y la tenacidad de su pequeña familia la han convertido en un ser humano fortalecido que vive con la esperanza de que su mal tiene cura a pesar del estigma social de vivir con el VIH.