miércoles, 15 de marzo de 2017

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jueves, 2 de marzo de 2017

Detrás de una guerra, siempre hay un hombre


Les guste o no a los hombres que lean esto, estamos hablando de un hecho demostrado. La violencia y las guerras han estado dominadas siempre por ustedes. Las cifras no mienten. Tampoco miente la historia militar: los ejércitos han estado formados por hombres que han sido ejecutores casi en exclusiva de la violencia, así como sus principales víctimas. Solo en el siglo XX, los conflictos desencadenados y ejecutados por varones se cobraron la vida de entre 136 y 148 millones de personas. Está claro que, desde hace milenios, el ser humano ha demostrado una increíble capacidad de matar, y, además, de hacerlo en masa y sostenidamente. Para ello se ha servido de cualquier cosa a su alcance: un machete, un AK-47, explosivos convencionales o bombas atómicas.

Por si esto fuera poco, la violencia sexual contra las mujeres es omnipresente, ha sido alentada como arma de guerra y constituye uno de los capítulos más vergonzosos y más silenciados de la historia de los conflictos bélicos. Para nuestra desgracia, esta violencia sexual ocurre en todos los países que están en guerra. De acuerdo con cifras de la ONU, hoy, en pleno siglo XXI, en la República del Congo han ocurrido alrededor de 200.000 violaciones, una cifra similar a la ofrecida para Ruanda. No hay que irse muy lejos del mundo “civilizado y culto”, no hay que adentrarse al corazón de África: en el conflicto de la antigua Yugoslavia se estima que entre 20.000 y 50.000 mujeres fueron violadas. A esta barbarie hay que agregar el aborto selectivo de niñas, los crímenes de honor, el tráfico de mujeres con fines de explotación sexual o la mutilación sexual, que afecta a 130 millones de mujeres.

La violencia sexual ejercida contra niñas y mujeres en las zonas de conflicto ha sido tan abrumadora que en su Resolución 1.325 de 31 de octubre de 2000, la Organización de Naciones Unidas hizo visible por primera vez la necesidad de una protección explícita y diferenciada para ellas en escenarios de conflicto. Según Naciones Unidas, el 70% de las mujeres han experimentado alguna forma de violencia a lo largo de su vida, una de cada cinco de tipo sexual. Y lo que es aún más increíble, las mujeres entre 15 y 44 años tienen más probabilidad de ser atacadas por su pareja o asaltadas sexualmente que de sufrir cáncer o tener un accidente de tráfico.


Dice el politólogo José Ignacio Torreblanca, “podemos prohibir las armas largas, las armas cortas, las minas anti-persona, las bombas de fósforo o de fragmentación, las armas bacteriológicas, químicas y nucleares, pero al final estaremos siempre en el mismo sitio: detrás de cada arma habrá un varón”. Aterrador.